La larga vida del bogavante

De entre toda la lista de mariscos os traemos hoy desde MariscoMarisco uno que destaca principalmente por la cantidad de años que puede llegar a vivir, el bogavante, que puede alcanzar hasta los 75 años.

Este manjar se diferencia de los demás por ser un crustáceo de caparazón liso, con cabeza pequeña y puntiaguda, con dos pares de antenas rojas muy largas y una cola con siete anillos que pueden llegar hasta los 50 centímetros de largo.

Su alimentación se basa en mejillones, sepias, calamares, pequeños pulpos, caracolillos, gusanos, carroña, e incluso un semejante si puede. Es decir, rico rico. Además, suele vivir en fondos de roca y arena, escarpados ricos en algas y de media a pequeña profundidad. Es habitual de agua fría y se resguarda durante el día en cuevas que defiende como su propio territorio.

Su crecimiento es lento. A los 5 años de vida suele alcanzar los 500 gramos y hasta los 8 no llega a pesar el kilo. Los más viejos pueden llegar a pesar nueve kilos. Su captura puede ser con nasas o con redes de arrastre, y se suelen vender vivos. Para almacenarlos se les atan las pinzas para que no se hieran entre ellos.

Desde la experiencia que tenemos en MariscoMarisco os decimos que cuando compréis un bogavante deberéis comprobar primero si está verdaderamente vivo. Se le deben alzar las patas, a lo que el crustáceo responderá replegando bruscamente la cola sobre su cuerpo. Además sus pinzas deberán estar inmovilizadas, para evitar riesgos.
Después, al llegar a casa se evitará dejarlo a temperatura ambiente, y se cocerá de inmediato. Sino, se puede cubrir con un paño húmedo y meterlo en la nevera, aunque no es lo más recomendable.

Si se compra ya cocido se comprobará que el bogavente tenga un ojo negro y brillante, que la carne sea de consistencia firme y que despida un buen olor.

Por último, queda elegir cómo se elaborará. Este marisco puede servirse de múltiples fórmulas, pero como siempre decimos en MariscoMarisco, como mejor se aprecia su sabor, es hecho de forma sencilla, para mantener su esencia.

Imagen | Jaliker